miércoles, 24 de marzo de 2010

la societàs raffaello sanzio en méxico










las imágenes forman parte de lo que los pobres mortales se inventan para registrar sus temblores (de deseo o de temor) y sus propias consumaciones.

georges didi-huberman


por segunda vez se presentó en la ciudad de méxico una obra de romeo castellucci. Hey girl! es una pieza que, a decir del mismo castellucci, partió de algo tan simple como la observación de un grupo de muchachas en una parada de autobús. y entre sus virtudes está, me parece, la manera en la que se logra cavar en las mil mesetas que componen una vida: se trata de una muchacha solamente, pero para su conformación (recuérdese la primera escena proteica) existe no sólo la carne, sino también un imaginario en el que tiene lugar la Historia (las mujeres decapitadas por y desde el poder), la sociedad (la muchedumbre que le propina una paliza de almohadazos), sus afectos (el momento portentoso del diálogo de romeo y julieta), su lenguajes (palabras sobre su mente atravesada por el laser azul) y su propia sombra (el cuerpo negro desencadenado y puesto a brillar).

todo esto, claro, al ritmo del riguroso pincel cuadrimensional de un artista plástico que ha tomado por asalto la escena. y ésta es su gloria y su talón de aquiles. gloria cuando logra ocupar las cuatro dimensiones del espacio y el tiempo con los encuentros más simples de la luz (no importa cuánta tecnología se invierta, el resultado es simple), con los objetos pragmáticamente fantásticos que se crean en su laboratorio, con la composición musical que hilvana todo el drama en notas y volúmenes, y con la interpretación minuciosa de la actriz -que se acerca, como en todas las obras de la societàs, a la súpermarioneta craigiana.

entonces, tenemos un desfile de imágenes (o debería decir una imagen, para seguir a godard), la imagen como esa composición que, según georges didi-huberman, nos ayuda a comprender, entendiendo por comprender no un entendimiento intelectual sino aquél que es capaz de ligar sensación, historia y pensamiento.

mas, en efecto, la imagen se pierde en mera ilustración cuanto más se esfuerza por permanecer en el plano meramente esteticista o cuando intenta decir más de lo que puede. tal el momento de la espada y el chanel o los largos lamentos sobrecargados de la actriz, así como breves instantes en que la luz o el sonido se encaraman sobre el resto de los elementos. allí nos perdemos en el murmullo de nuestros días y corremos dos peligros: la sobreexplicación o la fascinación. lo primero surge cuando es preciso entenderlo todo y la imagen queda chata, sin dimensión. pero el segundo es quizá peor, es el momento que tanto odiaba brecht y en el cual la imagen lo ocupa todo, no hay espacio para nosotros y nos disolvemos cómodamente, perdiendo nuestra iniciativa de estar aquí y ahora, en este hic et nunc intempestivo que no coincide con nuestro tiempo actual, pero que tampoco lo evita: el momento que da la razón de ser al acto presencial.

a todo esto, tal vez uno pudiera pensar que el trabajo presentado en el festival de la ciudad de méxico (ahora coolmente llamado FMX) es un trabajo menor de castellucci. tal vez. pero en una ocasión, hablando de la caja de zapatos de gabriel orozco alguien con finísima mirada me hizo ver que a la dichosa caja había que verla en el propio transcurrir de la obra completa del artista. y así es con castellucci: sus obras sueltas son apenas eslabones de una serie compuesta, a su vez, de series. sabiendo que su Génesis lo conformaban tres obras, su Tragedia Endogonidia once y su Divina Comedia tres, haríamos mal en no colocar Hey girl! en alguna serie y en buscarle los eslabones del antes y el después.

cosa que prometemos hacer en alguna futura entrada.

rubén

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